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La relación que tenemos con la perfección, usualmente, se puede convertir en una de naturaleza tóxica.
Suele creerse que buscar ser perfecto es bueno porque, en un principio, da resultados deseables. En realidad, la búsqueda de la perfección es muy seguramente un callejón sin salida porque probablemente no exista de verdad; no obstante, es posible estar muy cerca de ella y mantener un desempeño demasiado bueno.
Es real que el enfocarse en que las cosas sean perfectas permite que realicemos nuestras actividades de la mejor manera posible; sin embargo, el problema nace cuando no podemos cumplir con estas expectativas de perfección y con las medidas que tomamos para tratar de cumplirlas.
Cuando descubrimos que no podemos llegar a esa “perfección” que tanto buscamos, es probable que nuestro diálogo interno se convierta en uno más negativo y que empecemos a recurrir a conductas destructivas como no dormir y comer poco. Al ser tan inflexibles con la idea de lo que consideramos “bien hecho”, no nos permitimos tener resultados distintos; el cometer errores o fracasar es casi inconcebible. Lamentablemente, como humanos eventualmente haremos las cosas de una forma imperfecta porque es imposible no cometer un error en toda tu vida.
Nacimos para caer, aprender de ello y levantarnos para intentarlo de nuevo. Si la vida no tuviera caídas, ¿cómo aprenderíamos a ser mejores?
Es difícil para muchas personas —incluyéndome— aceptar que podemos no ser siempre cercanos a lo perfecto, o que está bien equivocarse de vez en cuando. Esto suele suceder debido a que nos acostumbramos a que nuestra casi perfección sea reconocida y felicitada por las personas que nos rodean. Nos sentimos valiosos y especiales con este tipo de reconocimientos; sin embargo, tendemos a olvidar nuestro valor intrínseco por el solo hecho de existir y comenzamos a creer que valemos por qué tanto somos reconocidos por acercarnos a la perfección. Creo que llega un punto en el que empezamos a dejar de pensar en nosotros en sí y solo nos enfocamos en obtener los mejores resultados como siempre, en la búsqueda de no decepcionar a los demás. Nos desvelamos, nos desnutrimos y nos descuidamos para obtener ese diez en todo y, cuando no lo obtenemos, nos torturamos y maltratamos hasta el punto de disminuir cualquier tipo de afecto que tengamos hacia nosotrxs mismxs.
El solo pensar en una perfección realmente inexistente, coloca, sin ningún tipo de contrapeso, a nuestro bienestar en el lugar más bajo de la balanza. La perfección real es imposible de obtener para nosotros como humanos, pero acercarnos tomará gran parte de nuestra estabilidad mental y emocional. Es como estar en una carrera donde todos han empezado a correr antes de tiempo, excepto tú, y ganar es prácticamente imposible para ti; siempre has estado en desventaja, pero aun así te aferras a un primer lugar, desgastando tu cuerpo en el proceso y, cuando pierdes, crees —sin considerar la situación— que eres un bueno para nada. Es así que la perfección es una carrera que como humanos es imposible que ganemos; no obstante, existen personas, como tal vez tú y yo, que llegan a maltratar su cuerpo y mente para acercarse a esa meta.
Al entender que no podemos ser perfectos y que buscar ser cercano serlo resulta venenoso para nuestra existencia, es necesario encontrar nuevamente nuestro valor interno para desarrollar una tolerancia sana al fracaso y no castigarnos por no conseguir siempre el mejor resultado. No voy a negar que esta es una tarea complicada; es un proceso largo y lento, y requiere demasiado esfuerzo, pero no es imposible. No te voy a mentir, generalmente me preocupo de estar haciendo las cosas muy mal y que al final todos terminen decepcionado. Estos son solo pensamientos intrusivos e irracionales que resultan bastante limitantes a la hora de querer hacer las cosas. Buscar la perfección nos puede convertir en personas más inseguras de sí mismas.
Ahora mismo, estoy teniendo problemas para escribir este blog. En general, batallo bastante cuando estoy escribiendo algo o cuando estoy haciendo una actividad en la que usualmente tengo cierta “facilidad”. Es que todo se vuelve más difícil una vez que las personas tienen reacciones positivas sobre lo que hago porque temo que se decepcionen por lo nuevo. Siempre trato de esforzarme en todo lo que hago, sin importar la dificultad de ello; es un compromiso que he decidido tener conmigo misma, el no bajar la calidad de todo lo que hago. Es por esto que, con cada nuevo blog que escribo, me he vuelto más consciente de las palabras que elijo y cómo estructuro todo. No he perdido mi autenticidad, de verdad creo en lo que escribo; sin embargo, he tenido problemas constantes para aceptar mis ideas y estar conforme con la forma en la que me expreso.
Quiero lograr conectar con lxs lectorxs de estos blogs. Pretendo que se sientan identificados y acompañados de alguna forma con las palabras que escribo aquí. Quiero que esta sea una lectura buena para todxs y, cada vez, me siento más insegura con mi trabajo. Yo sé que me esfuerzo y sé que mantengo la misma calidad de siempre, pero es la misma relación tóxica con la perfección —de la que hablaba anteriormente— que pretende tomar las riendas de mi mente y emitir desconfianza sobre mi trabajo. Es difícil para mí, así como para todos, bajar el volumen a esos pensamientos negativos que pretenden detenerme en el momento que estoy escribiendo. Es una batalla constante entre el creer no ser suficiente y el flujo de las ideas nuevas que tengo.
Entonces, ¿qué debemos hacer para dejar de desconfiar de todo lo que hacemos y pensar que no es lo suficientemente bueno? Es difícil conseguir una respuesta concreta a esta pregunta como lo es con muchas cosas, pero algo se me quedó muy grabado del último capítulo del podcast de “Soy Anne”. En el séptimo episodio de la tercera temporada del podcast, se analiza el libro “Los Dones de la Imperfección” de Brené Brown y se trata principalmente el tema de la perfección. Principalmente, se menciona que para liberarse de lo negativo que conlleva querer ser perfectx, es necesario buscar no querer agradarle a los demás, sino ser auténticx; sin embargo, ¿qué significa ser auténticx?
Buscar autenticidad puede significar varias cosas, pero en esta situación se refiere a mantenerte fiel a quien eres, a tus valores. No debemos buscar cambiar quienes somos para agradarles a otras personas, sino que debemos ser verdaderos con nosotrxs mismo y hacer las cosas por nosotrxs. Puede sonar un poco egoísta, pero tenemos que pensar más en nosotros a la hora de querer complacer a alguien con lo que hacemos. No te estoy diciendo que dejes la opinión de los demás de un lado, no hay que olvidar el ser empático, pero tampoco podemos dejar de lado nuestras creencias y lo que es importante para nosotrxs. Si yo quiero escribir de una determinada forma—siempre y cuando no sea ofensivo para otras personas— no debo detenerme solo por temor a que alguien más no le guste solo porque es su opinión; tengo que hacer las cosas como creo que son correctas y apegarme a mis valores.
No todo el mundo estará siempre de acuerdo contigo y no a todos les gustará lo que haces. Tienes que hacer lo que te gusta de la forma en la que creas que es mejor para ser alguien auténticx.
En el podcast se menciona una frase que resume lo que significa ser auténticx: "Libérate de quién crees que deberías ser y atrévete a ser quien realmente eres". Creo que en el momento en el que empecemos a pensar menos en el “¿qué pasa si no les gusta?” o en el “¿y si se decepcionan?”, y enfocarnos más en el “¿qué es lo mejor para mí?”. No es egoísta seguir tus instintos y mantenerte verdaderx a tus valores. No vas a lastimar a nadie si empiezas a tener más seguridad en lo que haces. Es un pequeño paso para desarrollar una mejor autoestima.
Y la autoestima de verdad tiene que ver bastante con este tema. Si tienes una buena autoestima, no pensarás tanto en complacer a los demás con la forma en la que haces las cosas. Si existe un fuerte amor propio no sentirás que tu vida es un “fracaso” cada vez que las cosas no salen “perfectas”. En el momento en el que encuentras tu valor intrínseco comienzas a sentir que los errores o “fracasos” no tienen el mismo peso en ti como antes. Ahora, equivocarse significa una oportunidad, no el fin del mundo. Una oportunidad para mejorar, un nuevo reto.
Le he contado a mi psicóloga sobre cómo se me ha dificultado escribir estos blogs cada vez más porque siento que no lo estoy haciendo bien, pero ella me dijo que esto era un reto. Sí, es un reto. Es un reto porque tengo que enfrentar mis pensamientos intrusivos (a los “bullies”) siempre, con cada tema nuevo. Escribir estos blogs no es solo escribir sobre cualquier cosa, es hablar sobre temas que se involucran en mi vida, temas relacionados con mi salud mental. Siento que cada nuevo blog se involucra con mi vida de una forma cada vez más personal y eso es un verdadero reto. He aceptado este reto.
Ahora, a mí me gustaría invitarte a que aceptes ese reto en tu vida, ese algo que te crees incapaz de hacer. Haz las cosas según creas que son correctas. Sigue ese instinto. Estoy casi segura que la mayoría de las personas que pueden estar leyendo esto tienen inseguridades o problemas con su autoestima. Por ello, te invito a que desafíes a esos pensamientos bravucones que solo quieren limitarte. No es fácil y, por ello, te recomiendo que busques el próximo curso de “Real Self Love” de Queridx Yo. Yo fui parte de la primera generación de este curso y realmente aprendí nuevas estrategias que me ayudaron a mejorar mi autoestima, algo con lo que varias veces en mi vida he tenido problemas.
Finalmente, si te gustaría saber más sobre el tema de la perfección y buscar ser auténticx, te recomiendo que veas el capítulo siete del podcast “Soy Anne”, es un medio que sintetiza bastante bien lo más importante de estos temas. Aquí te dejo el link.
Por otra parte, si tienes problemas con tu autoestima y te gustaría desarrollar amor propio, te recomiendo a Anne Laure Bourgois.
Recuerda, no estás solx.
Kass
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